Exposición Canción de un cuerpo obsoleto en la Galería Canem - Castellón

 

EL CASTELLONENSE JOËL MESTRE MUESTRA EN LA GALERÍA CÁNEM SUS NUEVAS SERIES 'CANCIÓN DE UN CUERPO OBSOLETO'
CON LAS QUE ATRAE DE NUEVO A MCLUHAN, STELARC, SÁNCHEZ FERLOSIO O SAVINIO A LOS TERRENOS DE LA METAFÍSICA PLÁSTICA
 

 

Mestre: poesía fría

Cristina Garcia

 

"Hay poesía en Joël Mestre, poesía fría... pero poesía". Con esta frase cerraba la catedrática de Estética de la UJI Rosalía Torrent un texto sobre el pintor castellonense, escrito para la primera edición de 'Contemporáneo' en el EACC, en el que, además de retratar algunos estadios de su obra, como los "simbólicos lenguajes que sustituyen la palabra", la vida de "los individuos para humanos o en forma de pictogramas", le definía pictóricamente bajo el "uso de recursos del pop que ha tamizado el final del siglo XX, con un contrapunto metafísico". "La definición de 'poesía fría' de Torrent, creo que resume muy bien el juego de contrarios con los que suelo trabajar -señala-. Me inte­resan temas muy distintos, sobre todo aquellos en los que la pintura quizás no sea el medio más adecuado para abordarlos. Parodiar a la diosa tecnología, recomponer uno de esos minirelatos de Ferlosio o intentar contestarle a David Lynch puede llevarte a resultados inesperados, una liberación a la que ya apuntaba McLuhan en ese encuentro entre medios de distinta categoría. A la pintura no se le puede exigir una comunicación tan perfecta como a la de otros medios. Requiere una sensibilidad muy particular y de un margen de error del que precisamente se goza".

El Joël Mestre (Castellón, 1966) que ahora, tres años más tarde, expone en la galería Cánem de Castellón no es muy diferente del de 1999. Su poesía fría sigue viva en los perso­najes de una Telépolis particular que se ha tornado naranja, dejando atrás los fríos verdes de la utopía metafísica, y entrando en los terrenos de lo corpóreo, con cinco esculturas de pequeño formato -'La melenuda', 'La malcarada', 'El telepolita', 'El pensador' y 'La loca'- que devuelven la tercera dimensión a su obra. En las paredes, se veía un Mestre que filtra con el afecto lo tecnológico.

"La exposición reúne cuadros desde donde lo dejamos en 'Contemporane@'. 'Los favores de Ariel' y 'Fuego encriptado' pertenecen a la exposición que tuve en Madrid en la primavera de 2000. Ya entonces intentaba sofocar la euforia de Stelarc (discípulo de McLuhan) con la ayuda de Savinio. Durante ese año y el siguiente he dedicado mi tiempo a otras lecturas (aliados para Alberto Savinio) de las que destacaría Walden' de Thoreau, y a Rafael Sánchez Ferlosio; sólo con él, seguramente Stelarc ya no levantaría cabeza, pero creo que hay algo en el aforismo de Stelarc que merece la pena ser escuchado. Si ha habido alguna evolución en mi trabajo en estos últimos años quizá haya venido de la mano de esas nuevas lecturas. En esta exposición la tecnología, los medios, las empresas... forman parte de un paisaje natural, muy cotidiano casi diría que cargado de afecto. Aunque hoy, más que nunca, cuestionar la tecnología suena a blasfemia, creo que no solo en ella está el remedio a nuestros problemas, todo tiene su sitio y nada es para tanto. Me gusta oír hablar de ese reajuste de la sensibilidad, reinventarse día a día cuestionando en todo caso esa Verdad con mayúscula con diferentes puntos de vista", explica. En Cánem, Mestre expone piezas de gran formato -destacan todas, pero de elegir dos serían 'Los favores de Ariel' y Tormenta de verano'- y otros de pequeña dimensión -'Aria (Aire)', 'Fuego encriptado', 'Temperamento aéreo' y 'Pintar pensar'-. Una anécdota tiñe de ternura una de las piezas: 'La tercera per­sona del singular y primera del plural' es un pequeño gran homenaje a su hijo, que en el momento de hacer esta entrevista -como se suele decir en periodismo- aún no había visi­tado el mundo telequinético de su padre, aunque "la alerta" era inmediata. "Es, efectivamente un juego con lupa, el protagonista se llama Telmo", explica el pintor. 

Su currículo es intenso, con muchas experiencias investigadoras en el campo plástico y de la Comunicación Audiovisual. Dos galerías marcan su carrera: Cánem en Castellón, y My Name's Lolita Art en Valencia y Madrid. Precisamente con ésta última viajan sus obras más recientes hacia la Feria Art Chicago, una de las más importantes en el panorama contemporáneo y de vanguardia del mundo. París, Roma y Florencia han compartido sus pensamientos plásticos, con becas de la Fundación Dávalos-Fletcher -fue el primero de una serie de artistas de, ¡gran proyección como Pilar Beltrán-, la Fundación Alfons El Roig de la Diputación de Valencia, y una ruta de talleres que le llevaron a la Universidad Menéndez y Pelayo de La Coruña ya la Fundacio Joan Miró de Mallorca. En su recorrido auricular, señalar además la prestigiosa Beca de Roma del Ministerio de Asuntos Exteriores español, el premio Fin de Siglo de Arte Joven de la Fundación Cañada Blanch, entre otros. Tres referencias son, como él mismo ha dicho, claves en su obra: McLuhan, Stelarc y Savinio. De ellos ha extraído la raíz de su filosofía, de la que emanan aforismos, sentencias sobre el futuro -ahora presente- de las nuevas tecno­ogías y el arrastre social de las mismas. Quizás es Savinio su último "compañero de viaje" más cercano. Él mismo lo explica: "Alberto Savinio (seudónimo de Andrea de Chineo y hermano pequeño de Giorgio De Chirico) sigue siendo un buen compañero de viaje. Aunque el pasado 5 de mayo hizo 50 años que nos dejo, su literatura es cada vez más apasionante y sobre todo su faceta periodística es la que más ilumina. Su pintura -añade- tiene aciertos y su música en los 'Cantos de la media muerte' de 1914, fueron de una intuición envidiable. Para él y algunos colegas suyos, el arte supone una herramienta que articula el pensamiento y creo que éste es un buen legado. Creo que McLuhan está conmigo desde el principio: necesitaba un púgil al otro lado del ring, un peso pesado, un visionario, un representante de la cultura americana".

Con Stelarc hace un aparte para hablar de sus aforismos, uno de los cuales da nombre a su nueva serie en el texto escrito especial­mente para la exposición -www.galeriacanem.com-. Él es uno de los máximos exponentes del hody-art cibernético de las últimas décadas; su obra nace en un contexto tecnológico en el que se cuestiona la capacidad de nuestro cuerpo, en su actual morfología, para recibir experiencias en sintonía con lo que se le ofrece. Para ello ha creado toda una estética protésica con el fin de actualizar su cuerpo y extender su capacidad sensorial incluso a través de la Red. "La exposición tiene un tema común, lo que podría ser una parodia sobre el aforismo de Stelarc: "El cuerpo está obsoleto". Dicen que los aforismos nunca coinciden con la verdad, que son medias verdades o incluso verdades y media, lo misma sucede con alguna pintura quizá por ello el aforismo es en muchos casos mejor aliado y mejor modelo de arranque, que una manzana, una ermita o una puesta de sol. Pensar pintando es una estrategia que viene de lejos. No hace mucho vi un cuadro de Manolo Quejido en el que rotulaba esta vieja máxima y a la que había llegado de la mano de Heidegger y Wittgenstein. Para ellos todo trabajo manual se basa en el pensar. La mano es para ellos el instrumento". "La mecánica del pensamiento también es privilegio de la pintura -señala-, un pensa­miento débil y primitivo si se quiere, en el que la lógica no siempre funciona pero que sigue siendo eficaz. Si pudiera casar la pintura con el lenguaje quizá tuviera el carácter de un pecio ferlosiano: paisajes sin resolver, preguntas, planteamientos, detalles;.. Dice Josep Pla que todos y cada uno de nosotros tenemos la vida sumida, encauzada en un tiempo de verbo. El 'tempo', aplicado a la psicología, tiene uña nueva proyección. Para los que reivindican la imaginación parece dominar un futurismo, un tiempo de incertidumbre y de riesgos; sin embargo el futurismo de la serie es más bien moderado y no oculta ningún drama", concluye.