Abydos y Dendera

Salimos a las 7:20 de la mañana con el taxista que habíamos contratado la tarde anterior por 150 LE para una excursión de todo el día. Nada más subir descubrimos que es un enredador: que si 'anoder pipol', que si 'wait faiv minits' ... Hacemos ademán de bajarnos y la cosa se tranquiliza. Nos reunimos en el punto de concentración del convoy donde hay más de 40 autobuses. Sale éste, y en el desvío de Hurghada se van la mayoría. Solo quedamos 4 autobuses y 10 taxis, como unas 200 personas. El convoy está altamente militarizado con vigías en todos los pueblos, y saliendo el somatén de cada pueblo a cortar todos los accesos. En el templo de Seti I, en Abydos, nos hacen un pasillo con vallas para que no toquemos la calle, y militares apostados en los minaretes vigilan armados. Dentro del templo hay civiles con un 'bulto' grande en el cuerpo que no nos quitan la vista y nubios armados en camello son dignos de fotografiar, pero la situación es tensa y la cosa no está para fotos. Es el único sitio donde se palpa una enorme tensión y el gran despliegue militar deja entrever un peligro real.

Isis. Templo de Abydos Sala de Osiris en el templo de Abydos

Llegamos a Abydos a eso de las 11:30 visitando el templo de Seti I. Tras atravesar dos salas hipóstilas, se accede a siete santuarios dispuestos de modo paralelo consagrados a diferentes dioses: Horus, Isis, Osiris, Amón-Ra, Harajti y Ptah y al propio Seti I. El de Osiris da acceso a una gran sala hipóstila con 10 columnas con unos relieves en color en buen estado, donde los rasca-relieves se dejaron la faena. En el ala sur del templo se atraviesa el corredor de los reyes donde puede verse la "Lista de Abydos", una relación de 77 faraones desde la I dinastía hasta Seti I. Hay otra sala curiosa que es la sala de las barcas donde se almacenaban barcas sagradas. A la salida del ala sur hay un Oseiron (tumba de Osiris) con monolitos enormes algo sumergido. Debido al asunto de la seguridad no se puede visitar otros templos de Abydos: el de Ramses I y Ramses II. Tras 1,5 horas de visita salimos hacia Dendera donde llegamos a las 14:45.

El templo de Dendera es del periodo grecorromano destacando por las dos salas hipóstilas con grandes columnas hathóricas (diosa Hathor en el capitel) y un techo astronómico. Además tiene unas criptas subterráneas donde un par de turistas entran en trance al tocar las paredes y adquirir así la energía positiva que andan buscando. Nosotros, más que energía positiva buscamos un buen plato de comida, pues no ingerimos nada desde las 7. En este templo debe de haber algún rollo sectario ya que hay varios grupos-secta con aspecto de marcianos con cánticos y otras "actuaciones". Una cuesta-escalera conduce a una terraza con dos capillas.

Columnas hathoricas en el templo de Dendera Columnas hathoricas en el templo de Dendera
Techo astronómico en el templo de Dendera Techo astronómico en el templo de Dendera

Columnas hathoricas en el templo de Dendera

Tras hora y media de visita intentamos comer pero no hay nada de nada. En Dendera hay menos policía y no se respira la tensión de Abydos. Por todo el camino se ve el Nilo precioso con los campos y las faenas agrícolas, las palmeras y multitud de pájaros. Hay un atardecer precioso con toda la ribera del Nilo anaranjado. Nuestro taxista es el más excéntrico del convoy con continuos adelantamientos por la derecha, adelantamientos suicidas, cambios absurdos de velocidad que hacen que los policías del convoy le llamen la atención. Eso sí, le da mucha risa ver accidentes en la cuneta. Llegamos a Lúxor muertos de hambre a las 6 (nada en el cuerpo desde las 7 de la mañana). Llevamos varios días seguidos con una actividad frenética desde que nos levantamos, sin tiempo material para comer. Cena abundante con shish kebab, ful, hummus en un restaurante enfrente de la estación. Tenemos tanta hambre que nos metemos en una pastelería a hacernos el postre con pasteles exquisitos a base de pistacho. Mañana, último día en Lúxor, queremos repetir el valle de los reyes, visitar el templo de Lúxor y el templo de Karnak.

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