Manejo de la David White Stereo Realist

En estos tiempos que corren parece mentira que una cámara construida entre 1947 y 1952 sea la más usada por los aficionados a la fotografía estereoscópica. Robusta como un ladrillo, fue diseñada por Seton Rochwite en un bloque de aluminio de gran espesor, lo que le ha permitido llegar a nuestra era, pudiéndola disfrutar cincuenta años después. El carrete que utiliza es de 35 mm. y el tamaño de cada negativo es de 22,5 x 24 mm.

En esta página y la siguiente , y gracias a las fotografías cedidas por mi amigo estereo-fotógrafo Manuel Gil San Martín, nos proponemos analizarla, ya que su funcionamiento no es nada intuitivo.

La cámara es muy compacta y tiene un protector de plástico muy duro que protege los objetivos y el visor de enfoque.

Si levantamos la tapa protectora nos aparecerán los dos objetivos de 35 mm. con lentes anastigmáticas . En ellas reza lo siguiente: "ILEX PARANGON ANASTIGMAT f3.5 E.F. 35 mm." Además está la lente de encuadre, de la que hablaremos más tarde.

En una de ellas nos aparece la marca (No en todos los modelos)

En la otra tenemos los diferentes diafragmas: f3.5, f4, f5.6, f8, f11, f22.

Abajo del todo tenemos la palanca para montar el diafragma.

En el centro está la lente de encuadre y los tiempos de exposición: T, B, 1, 2, 5, 10, 25, 50, 100, 150. Si lo ponemos en posición T, a la primera pulsación se expondrá la película y con la segunda pulsación se cerrará. En la posición B la exposición es contínua hasta que levantemos el dedo del disparador.

Abajo, a la izquierda y a la derecha tenemos las lentes de enfoque. El enfoque es partido. Cada una de ellas tiene tapada una mitad. Cuando se ve por la mirilla trasera las dos mitades no tapadas deben coincidir.

A uno de los lados tenemos la rueda de enfoque.

Por detrás tenemos dos visores minúsculos. Uno de ellos nos permite encuadrar la imagen y el otro es el que utilizaremos para enfocar. El objeto estará enfocado cuando, girando la rueda de enfoque, lo veamos a través del visor sin corte (o desplazamiento) central. Es muy fácil que pongamos los dedos en las lentes de enfoque y nos parezca que eso no funciona. Así que cuidadito donde los ponemos los deditos.

Arriba tenemos más botoncitos.

A ambos extremos tenemos las ruedas para tensar la película y rebobinarla y para pasarla.

Luego tenemos el botón de disparo.

El contador de fotos (que hay que inicializar manualmente)

Una marca que nos indica que se ha disparado la foto (estará en rojo)

Una rueda que permite el funcionamiento normal (A) o el montaje y rebobinado del carrete (R).

Aún nos quedan por detrás dos pulsadores. El primero de ellos (el de la derecha) nos permite liberar el carrete después de cada foto. Se pulsa hasta el fondo y se gira un poquito la rueda del negativo. Luego se suelta y continua girando la película hasta que quede montada la siguiente foto.

El segundo, el de la izquierda (si existe, porque algunos modelos no lo tienen) permite hacer varias fotos sobre el mismo negativo. En caso de no existir, si no pasamos el carrete podemos hacer todas las fotos que queramos superpuestas, lo que es un problemilla que al principio nos dará más de un disgusto.

Bueno. Después de ver todo esto vamos a ver los cientos de pasos necesarios para disparar una foto:

  1. Enfocamos el objeto con la ruedecita lateral mirando por el visor de enfoque
  2. Seleccionamos el tiempo de exposición
  3. Seleccionamos el diafragma (se puede hacer a ojo o con un fotómetro independiente)
  4. Montamos la cámara con la palanca inferior
  5. Encuadramos la fotografía
  6. Disparamos la foto
  7. Pulsamos el botón derecho de desbloqueo, girando levemente la rueda de la película.
  8. Soltamos el botón y acabamos de correr la película hasta oir un click. (Debe haber desaparecido el puntito rojo en la parte superior)
  9. Y ya podemos volver a hacer otra foto.

Fácil, verdad? Bueno, es cuestión de práctica. Al fin y al cabo así se disfruta más que con una cámara que sólo tenemos que disparar y ella hace todo lo demás (por lo menos esa es mi opinión).

Continuemos, que hay mucho que ver...