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Sobre la búsqueda de Dios:
"Para quienes no somos congénitamente miembros de una iglesia organizada, para quienes hemos descubierto que el humanismo y la adoración de la naturaleza no son suficientes, para quienes no nos contentamos con seguir a oscuras en la ignorancia, la miseria del vicio o esa otra miseria que es la respetabilidad, la mínima hipótesis de trabajo diríase que se articula sobre estos puntos:
Que existe una Divinidad, un Fundamento, Brahman, Clara Luz del Vacío, que es el principio no manifiesto de todas las manifestaciones;
Que ese Fundamento que cimienta el ser es a un tiempo trascendente e inmanente;
Que es posible que los seres humanos amen, conozcan y, a partir de la virtualidad, lleguen a ser idénticos al Fundamento divino.
Que lograr ese conocimiento unitivo de la Divinidad es la finalidad y el propósito de la existencia humana.
Que hay una Ley o Dharma que ha de ser obedecida, un Tao o camino que ha de ser recorrido, si los hombres han de alcanzar esa finalidad.
Que cuanto más haya del yo, menos habrá de la Divinidad; que el Tao es por consiguiente una vía de humildad y de amor, el Dharma una ley viviente de mortificación y de conciencia autotrascendente. Esto, por descontado, explica los hechos de la historia. A todo el mundo le gusta su ego, y no desea mortificarlo; es más divertido abusar y vivir de la adulación de uno mismo que de la humildad y la compasión; todo el mundo está lógicamente determinado a no entender por qué no debería «hacer lo que quiera» y «pasárselo en grande». Evidentemente, se lo pasan bien, pero también es inevitable que haya guerras, que los hombres sufran la sífilis, la tiranía y el alcoholismo. En ausencia de una hipótesis religiosa adecuada, se encuentran ante la elección entre una idolatría enloquecida, como puede ser el nacionalismo, y la sensación de futilidad y desesperación absolutas. ¡Misterios insondables! Pero a lo largo de la historia de la que tenemos constancia, la inmensa mayoría de los hombres y las mujeres han preferido el riesgo -no, la posible certeza- de tales desastres, antes que afrontar el fatigoso esfuerzo de buscar primero el reino de Dios. A la larga, obtenemos exactamente lo que habíamos pedido."
Huxley y Dios (Mínima hipótesis de trabajo), pag. 26
Sobre el sentido de la vida:
"La finalidad y el propósito de todo ser humano es el conocimiento unitivo con el ser de Dios."
Huxley y Dios (Siete meditaciones), pag. 29
Sobre el reino de Dios:
"El reino de Dios no vendrá a nosotros a menos que comencemos a hacer desaparecer nuestros reinos humanos. No sólo los reinos enloquecidos y obviamente perniciosos, sino también los respetables, los reinos de los escribas y los fariseos, los buenos ciudadanos y los pilares de la sociedad, no menos que los reinos de los publicanos y los pecadores. El ser de Dios no puede ser conocido por nosotros si preferimos prestar atención y lealtad a otra cosa distinta, por digno de crédito que eso pueda parecer a ojos del mundo.
"
Huxley y Dios (Siete meditaciones), pag. 30
Sobre la idolatría:
"La idolatría consiste en amar a un ser más de lo que amamos a Dios. Hay múltiples clases de idolatría, pero todas tienen algo en común: el amor propio. La presencia del amor propio es obvia en las manifestaciones más groseras de la indulgencia sensual, o en la búsqueda de la riqueza, del poder y la alabanza. Menos manifiesta, aunque no por ello menos fatal, es su presencia en nuestros desordenados afectos por otros individuos, lugares, cosas e instituciones. E incluso en los más heroicos sacrificios del hombre a las causas más elevadas y a los ideales más nobles, el amor propio tiene su lugar trágico. Y es que cuando nos sacrificamos a una causa o a un ideal que sea inferior a lo más elevado, es decir, inferior a Dios Mismo, meramente estamos sacrificando una parte de nuestro ser no regenerado a otra parte que nosotros y otras personas consideran mas digna de crédito. El amor propio aún persiste, aún nos impide obedecer a la perfección el primero de los dos grandes mandamientos. Dios puede ser amado perfectamente sólo por parte de aquellos que han aniquilado las formas más sutiles y mas noblemente sublimadas del amor propio.
"
Huxley y Dios (Siete meditaciones), pag. 32
Sobre el conocimiento:
"El conocimiento es una función del ser. Cuando hay un cambio del que conoce, se da un cambio correspondiente en la naturaleza y en la cantidad de lo que se conoce.
"
Huxley y Dios (La filosofía de los santos), pag. 73
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