Como es sabido, el producto emblemático de la artesanía
albaceteña es, desde hace siglos, la cuchillería. Una herencia
musulmana que ha mantenido una extraordinaria pujanza hasta nuestros días.
Pese a la modernización son muchos aún los talleres que se
dedican a la producción artesana. Navajas, cuchillos, tijeras pueden
encontrarse hoy en cuantas formas, tamaños y ornamentación
pueda uno imaginar y para los más variados usos.
Pero en la provincia de Albacete son muchos los pueblos
con una larga tradición artesanal y una gran variedad de productos.
Desde los famosos bronces de Riópar hasta
las romanas de Madrigueras pasando por las cerámicas de Chinchilla
o La Roda (como las tradicionales cuerveras),
la alfarería de Villarrobledo (siendo lo más destacado una
gran variedad de tinajas), las alfombras de Lezuza, las labores
de esparto de Hellín, los textiles de Casas de Lázaro
y El Bonillo, los cuévanos típicos de Jorquera y la
producción de botas de vino, de reconocido prestigio.
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