"Luis, el pueblo se
está muriendo.'' Esta frase, pronunciada por un vecino de Puebla
de San Miguel hace varios años, fue como un aldabonazo para el alcalde
de esta población, Luis Alcusa, quien no dudó en comenzar
a exprimir al máximo los recursos naturales y culturales que se
escondían en las más de 6.600 hectáreas del término
municipal. Su ilusión no era otra que ver latir de nuevo el
corazón de
esta localidad del Rincón de Ademuz.
El resultado de este
esfuerzo de varios años no se ha hecho esperar y el pueblo cuenta
con una oferta cultural que ha atraído ya a más de 8.500
visitantes, "un número de personas que no han pasado por aquí
desde que el rey Carlos III nos segregó de Ademuz'', indicó
Alcusa.
La máxima autoridad
municipal comienza a hacer realidad unas ideas por las que muchos le habían
tachado de soñador. No en vano, tal y como él mismo asegura,
"fue lanzarme al vacío, pero veía aquí un potencial
ecológico y cultural que no podía dejar perder, por lo que
me puse en marcha. Ahora se puede decir que Puebla de San Miguel no desaparecerá''.
Variedad cultural
Un museo etnológico
expuesto en dos edificios, un archivo histórico envidiable, que
guarda celosamente numerosos documentos del último medio siglo,
y el museo del Cubo, donde se reúne objetos vinculados a la elaboración
del vino, son sólo pequeñas muestras del potencial cultural
que visitan miles de personas que se acercan a esta localidad en los numerosos
autobuses que cada fin de semana llegan hasta Puebla de San Miguel.
A esta lista se suma
una iglesia del siglo XVIII, la Tejería, la Casa Abadía,
viviendas con la arquitectura tradicional, antiguos corrales de ganado
y sus ermitas. La aspiración de este pueblo les ha llevado a querer
ser "la Morella de la provincia de Valencia, ya que contamos con muchos
atractivos de este tipo'', apuntó Alcusa, quien añadió
que su sala de exposiciones acoge una media de 25 muestras al año
de todo tipo de artistas.
Pero el Ayuntamiento
de esta pequeña localidad no sólo ha sacado el máximo
partido a su patrimonio histórico, sino que también
ha aprovechado sus extensos y poblados bosques de pinos, carrascas y sabinas.
"Gracias a Dios no hemos tenido incendios importantes y las brigadas forestales
trabajan mucho para que podamos conservar aún zonas vírgenes
con numerosos árboles centenarios''.
De la misma forma,
los antiguos corrales de ganado se han transformado en improvisados refugios
que el Ayuntamiento alquila por 350 pesetas por persona y día. Estas
construcciones han sido calificadas por revistas especializadas en turismo
como "auténticos hoteles de cinco estrellas de la naruraleza''.
Los esfuerzos se ven
recompensados y los proyectos se han hecho realidad gracias, en parte,
a que las administraciones han decidido girar su mirada hacia esta deprimida
comarca y las inversiones comienzan a llegar. A pesar de todo, Luis Alcusa
tiene mucho camino por delante, ya que su siguiente objetivo es conseguir
"que la iniciativa privada se aproveche de todo lo que ha hecho el Ayuntamiento
y podamos contar con más servicios. Igual que me lo he creído
yo, necesito que los vecinos de aquí y de fuera crean en el potencial
que tenemos''.
Pero, hasta que ese
momento llegue, los vecinos de Puebla de San Miguel se tendrán que
seguir conformando con la visita del panadero tres veces a la semana, un
servicio que complementan el pescadero y el verdulero, que acuden los jueves,
y el carnicero, que llega los sábados.
Sólo un bar
del Ayuntamiento se ha convertido en punto de unión social para
los 96 habitantes de un pueblo que ha sabido sobrevivir gracias al aprovechamiento
de un tesoro que le han legado la historia y la naturaleza.