Viaje 3D al Bajo Miño

Huyendo de agobiante calor del verano emprendimos viaje hacia uno de los lugares más húmedos de nuestro país: Galicia. Íbamos a estar una semana alojados en Tui, frontera con Portugal y cuyas faldas están bañadas por el río Miño.

A nuestra llegada a la ciudad dimos un paseo por el casco antiguo, contemplando la curiosa entrada a la Catedral de Santa María.

Los rincones más encantadores.

Y las laderas a orillas del Miño.

Al día siguiente y después de contemplar un bello amanecer.

Cruzamos la frontera para avistar la ciudad de Tui desde las murallas de Valença do Minho.

A pocos kilómetros, y ya en la desembocadura del Miño, aparece una ciudad de paredes blancas y tejados rojos: A Guarda, con el monte de Santa Tegra (Santa Tecla) pegado a ella

Y donde aún se conservan vestigios de poblados celtas.

Otro paraje, esta vez muy cerca de Tui, es el Monte Aloia, considerado como parque natural y acondicionado para el descanso y el disfrute de sus recursos.

Varias rutas muy bien señalizadas nos permiten recorrerlo junto a los riachuelos que lo atraviesan

Es tanta la calma que parece que todos los animales te observaran.

Otro día, el único que nos salió con tiempo bastante desapacible, nos acercamos a las rías de Vigo y Pontevedra, donde uno no sabe distinguir bien donde acaba un pueblo y empieza otro.

En Sanxenxo contemplamos esculturas fantasiosas asidas a las rocas.

Pasamos por la isla de A Toxa, muy degradada por el hombre y la isla de Arousa, donde los surfistas eran los únicos que podían disfrutar de un día tan movido.

Continuando nuestro viaje llegamos hasta Vigo, una gran ciudad con mucho atractivo.

Vistas excelentes.

Y lugares pintorescos.

En el restaurante "O Migas", situado en el paseo marítimo degustamos una suculenta comida mientras recuperábamos las fuerzas perdidas.

Cerca de allí la estatua del nadador emerge del asfalto

Y personajes imposibles adornan las plazas.

A pocos kilómetros de Vigo encontramos Baiona, donde los bañistas conviven con los pescadores y las gaviotas.

Un paseo por la fortaleza que alberga el Parador Nacional de Baiona nos permitirá contemplar la tranquila bahía desde una posición inmejorable.

Desde Vigo o Baiona podemos zarpar rumbo al parque natural de las Islas Cíes donde sus playas de arenas blancas atraen tanto como sus frondosos bosques y rocas escarpadas.

Aquí creo que las gaviotas perdieron hace tiempo su respeto al hombre y creo que también sus gustos alimenticios (:-).

En Pontevedra se puede disfrutar del centro histórico gracias a que los coches tiene prohibido el acceso.

Si vamos hacia el interior, nos encontraremos lugares donde la naturaleza está aún en su estado puro. Xesta es un buen ejemplo.

Hasta siempre Galicia!!!.

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