3.2 Estructura magnética de los materiales. Dominios magnéticos.
De acuerdo con lo visto hasta ahora, en los materiales ferromagnéticos Fe, Ni y Co es de esperar que todos los dipolos elementales se encuentren alineados, ya que ello contribuye a disminuir la energía interna del material. Cabría esperar por tanto que cualquier pieza de estos materiales se comportase como un imán permanente, es decir, como un dipolo gigante, con su polo norte y sur que proporcionaría un campo magnético medible. Obviamente, no ocurre así, como sabemos. Lo habitual es que cualquier pieza de hierro, por ejemplo, no se comporte como un imán. La justificación a este comportamiento se debe a la existencia de los dominios magnéticos, descubiertos por Weiss en 1907.

3.2.1. DOMINIOS MAGNETICOS Y PAREDES DE BLOCH
La razón de su existencia se debe a una cuestión termodinámica. Si bien es cierto que la energía dentro del dominio se hace mínima con los dipolos alineados, debemos considerar además la energía magnetostática del material, que es la energía potencial producida por su campo magnético externo. Como se muestra en la figura 10.4, la energía magnetostática se hace mínima por la formación de dominios magnéticos, que cierran el flujo magnético y lo confinan dentro del material.
Figura 10.4. Izquierda) Reducción de la energía magnetostática por formación de dominios magnéticos. Derecha) Distribución de dipolos en la pared de Bloch.

Los dominios magnéticos son pequeñas regiones de volumen del material dentro de los cuales se cumple que todos los dipolos debidos a los espines desapareados se encuentran alineados en la misma dirección.
Cada dominio se comporta así como un pequeño imán permanente. En una pieza no magnetizada los dominios se encuentran orientados al azar, por lo que sus efectos se cancelan y no existe ninguna magnetización neta medible en el exterior del material.
Los dominios, al igual que los granos de un material metálico, están separados por un borde o pared del dominio, conocidas como paredes de Bloch. Por razones termodinámicas, sobre las que no profundizaremos, la orientación de los dipolos elementales cambia no de forma súbita, sino gradualmente entre la que presenta un dominio y el adyacente. Como consecuencia, la anchura de las paredes de Bloch es bastante elevada, del orden de unos 300 átomos, y al no haber un alineamiento perfecto, la pared es siempre una zona de mayor energía interna que el interior del dominio.

3.2.2. TAMAÑO DE LOS DOMINIOS. ENERGIA DE MAGNETOSTRICCION.
El tamaño de los dominios está también condicionado por la necesidad de hacer mínima la energía libre del material. A dicha energía contribuyen, como hemos visto, las energías de cambio, tanto la del dominio como la de la pared, y la energía magnetostática. No obstante, existen un fenómeno adicionales que contribuye a la energía total y que resulta determinante del tamaño final de los dominios: la magnetostricción.
La magnetostricción es el fenómeno por el cual, cuando se magnetiza un material ferromagnético, sus dimensiones cambian debido a las fuerzas magnéticas de atracción y repulsión interatómicas. La figura 10.5 muestra los cambios de dimensiones que tiene lugar en los distintos materiales ferromagnéticos al aplicar un campo H.
Figura 10.5 Comportamiento magnetostrictivo.

Esta deformación elástica y reversible DL/L se conoce como magnetostricción. Los efectos de la magnetostricción sobre la estructura de dominios de un material se muestran en la figura 10.6. Una estructura de dominios grandes, como la mostrada en a) y b), permite reducir la energía magnetostática. Sin embargo, la magnetización del material resulta en la generación de esfuerzos elásticos, debidos a la magnetostricción, sobre las zonas que separan a los dominios de cierre. Una reducción en el tamaño de dominios permite, como se muestra en c) reducir la energía de deformación elástica asociada a la magnetostricción.
Figura 10.6. a) y b) Efectos de la magnetostricción sobre los bordes de los dominios de cierre. Los esfuerzos elásticos y la energía asociada se reducen en el caso c) mediante la creación de una estructura con tamaños de dominio más pequeños.

La creación de pequeños dominios reduce los esfuerzos magnetostrictivos, pero por otro lado aumenta el área ocupada por las paredes y la energía asociada a éstas. En consecuencia, el tamaño de los dominios en equilibrio se alcanza para un tamaño donde la suma de la energía de paredes y magnetostrictiva se hace mínima.
La magnetización de los materiales ferromagnéticos genera deformaciones elásticas en el material.
Valores elevados de magnetostricción hacen reducir el tamaño de los dominios y aumentar el área ocupada por las paredes de Bloch en el material.
En la figura 10.7 siguiente se muestran las escalas características de la estructura magnética. En una pieza policristalina de gran tamaño, el tamaño de los dominios es del mismo orden o inferior que el tamaño de los granos del material, variando entre 0,1 micra y 1 mm.
Figura 10.7. Escalas en magnetismo. Existencia de dominios únicos.

No obstante, y debido a la mayor energía libre de la pared, si el tamaño del bloque de material se hace suficientemente pequeño, del mismo orden que las paredes de Bloch, la forma más estable es la de dominio único. Partículas de tamaño entre 10-9 y 10-7 m presentan dominios únicos.
Los materiales pulverizados monodominio presentan unas características muy adecuadas para el almacenamiento de información, empleándose en cintas y discos magnéticos y también para la fabricación de imanes permanentes.
Los materiales ferromagnéticos están constituidos por múltiples zonas elementales, en las cuales todos los momentos magnéticos de los electrones están alineados, conocidos como dominios magnéticos.
Los dominios están separados por las paredes de Bloch, en las cuales la orientación de los momentos magnéticos cambia gradualmente desde la orientación de un dipolo a la del vecino.
En un material desimantado, los dominios se orientan al azar, de forma que el flujo magnético queda restringido al interior del material.