4.5 Efecto de los gradientes
de temperatura: roturas por choque térmico
Algunos materiales, como el vidrio
o los refractarios cerámicos, pueden sufrir roturas o
desconchados por choque térmico cuando aparece un gradiente
de temperaturas en el material. El astillamiento o rotura debido
al choque térmico es un fenómeno que aparece asociado
con cambios bruscos de temperatura, especialmente en materiales
frágiles como vidrios y cerámicas. Un cambio brusco de temperatura,
por ejemplo, un enfriamiento, provoca que las partes exteriores
del material reduzcan su temperatura más rápidamente
que el interior. Como consecuencia de la contracción térmica,
la superficie tiende a contraerse más de lo que lo hace
el núcleo, que restringe la libre contracción superficial.
Como se vió, anteriormente, esta contracción impedida
da lugar a unas tensiones mecánicas que son la causa de
las roturas o desconchados superficiales encontrados habitualmente
en materiales frágiles. El choque térmico es un
fenómeno que aparece como combinación de:
a)
restricciones a la dilatación o contracción
b)
gradientes de temperatura en el material
c)
cambios bruscos de fase (sólo en casos específicos)
d)
baja ductilidad en el material
La resistencia al choque térmico
se puede medir experimentalmente por diversos procedimientos.
Uno de ellos es la determinación del máximo salto
de temperatura que puede soportar una pieza sin fracturarse al
sumergirla en agua a temperatura ambiente. En los vidrios, en
cambio, se determina por el número de sucesivos ciclos
térmicos, inmersión en agua desde una temperatura
dada - calentamiento, que es capaz de aguantar sin fracturarse. En el caso de materiales refractarios
para servicio a alta temperatura (>1000°C) puede, sin
embargo, determinarse un índice analítico de resistencia
al choque térmico Ir que permite comparar materiales con
fiabilidad, y cuyo valor depende tanto de características
mecánicas como de las propiedades térmicas del
material:
Ir = k · R / a E Ce
(11.13)
donde: k es la conductividad térmica R, la carga de rotura a,
el coeficiente de dilatación E, el módulo de Young,
y Ce el calor
específico Una alta conductividad térmica
favorece la conducción y la rápida eliminación
de los gradientes de temperatura en el material.
Una alta carga de rotura R permite soportar tensiones más
altas sin fractura. Las tensiones por dilatación
o contracción son proporcionales a a
· E, por lo que una reducción en este factor permite
reducir la dilatación o contracción y, por ende,
las tensiones térmicas generadas, según la ecuación
11.10 Un calor específico elevado
Ce hace que, para una misma cantidad de
calor suministrada al material, los cambios de temperatura afecten
sólo a una parte más estrecha del material cerca
de la superficie. Ello contribuye a aumentar el gradiente térmico
entre la superficie y el centro de la pieza y, por tanto, disminuye
la resistencia al choque térmico. La resistencia al choque térmico
de un material depende directamente de la conductividad térmica
k e inversamente del coeficiente de dilatación a
y del calor específico Ce. Las roturas por choque térmico
son características de materiales frágiles sometidos
a fuertes gradientes de temperatura, como es el caso de los vidrios
y cerámicas refractarias. En estos materiales, la resistencia
al choque térmico es un parámetro fundamental de
diseño. Un ejemplo de uso habitual de
materiales resistentes al choque térmico son los distintos
tipos de vidrio usualmente empleados. Los vidrios resistentes
al choque térmico (Vycor, Pyrex) presentan coeficientes
de dilatación a inferiores
a 20·10-8 cm/cm·K
y pueden incluso colocarse directamente al fuego. Otros tipos
de vidrios común, como el vidrio cortado para ventanales
presenta valores de a por encima de
80·10-8 cm/cm·K
y se fractura rápidamente al someterlo a enfriamientos
y calentamientos bruscos en agua a 100°C.