e-terror, en el nombre de Alá
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Juan V. Oltra
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Reflexiones sobre el empleo de la tecnología por los terroristas.
Vivimos tiempos revueltos. Los medios de comunicación nos bombardean con imágenes truculentas, donde los secuestros, las explosiones y los degüellos se cuelan en nuestra cotidianidad, dando paso a eso que el gobierno italiano ha dado en llamar el ?terrorismo mediático?.
Es cierto que insurgentes ha habido desde que algún cromagnon se erigió en jefe de su tribu, y no es menos cierto que también desde antiguo nos vienen los mecanismos para limitarlos. De hecho, la receta de dos pasos que aun hasta hoy se venía empleando la dio el general Valeriano Weyler, en aquel 98 triste donde todo se perdió: por una parte eliminar su estructura interna y financiación y, por otra, separar al terrorista de la población que le apoya.
Y este punto es el que nos duele. Cuando los medios de comunicación responden a la voz de su amo, es posible silenciar o incluso hacer creer cualquier cosa (como decía Jardiel, incluso hasta que Alberti es un poeta). Algo totalmente inviable con la estructura y filosofía de internet.
Los terroristas emplean la red para difundir sus videos sangrientos, de tal manera que no solo llegan a los medios de comunicación, sino a cualquier ciudadano de a pié. Fanáticos o locos, pero nunca tontos, saben que estamos ávidos de noticias, y cada vez empleamos más internet para conocer lo que los medios convencionales nos niegan o distorsionan: ahí está el incremento del 800% en el empleo de internet en España el 11-M. Y este mismo minutodigital es una prueba palpable de cómo los periódicos digitales, de forma lenta pero imparable, van sustituyendo a las tradicionales sábanas de papel.
Red que no es buena ni mala, tan solo espejo de lo que sus usuarios quieran que sea. Y si sus usuarios son sanguinarios y perversos, la red de redes se convierte en jauja para los terroristas: escaparate, altavoz, fuente de financiación, de captación de secuaces, mecanismo de financiación? Pero no es sólo internet la única tecnología empleada: volviendo al 11-M, pensando en la falsificación de tarjetas telefónicas de móviles (¡los detenidos tenían un negocio donde "presuntamente" se hacía eso!), la primera palabra que me cruza por la cabeza es ?phreaking?, la primera modalidad de hacking según muchos autores. Ese mismo 11-M que no fue más que un ataque a nuestra red: a nuestra red de transportes, empleando información que no era ni mucho menos reservada; y es que manuales de Al Qaeda encontrados a los implicados en el 11-S, ya decían entonces que ?un 80% de la información del enemigo está disponible en fuentes públicas, no hace falta emplear medios ilícitos para obtenerla?.
Más aun: en el ordenador de Abu Zubayda (11-S) se encontraron pruebas del empleo de estenografía(1) para comunicarse entre sí. Comunicaciones internacionales a precio de ganga. Terroristas islámicos o islamistas, como lo políticamente correcto decida, cambiando instrucciones y lemas de Chechenia a Malasia. Muertos, sangre y miseria a lo largo y ancho del globo, para mayor gloria de la Ummah. Y la vieja puta Europa, tal como la llamaba García Serrano, temblando en su senectud.
¿Qué podemos hacer nosotros, pobres occidentales?. Sinceramente, no veo juguete informático alguno que sirva para nada en este asunto, solo algo muy antiguo y cada vez más escaso: el sentido común. Poco bien hacen, por ejemplo, estos periodistas que se regocijan al reproducir imágenes de cadenas árabes naturalmente interesadas en la difusión de la información o, peor aun, regodeándose en la sangre europea derramada por un poco afilado alfanje. O ese despliegue de talante que nuestro presidente Zapatero hizo en la ONU, logrando ser criticado al tiempo por el PP (?redacción para un colegio?) e IU (?utópico y atípico?).
Se podrían ver raíces de esta situación en las actitudes de Aznar, en ?los lazos de amistad hispanoárabes? de Franco o en aquellos perversos Reyes Católicos que ¡ay! saldaron los restos de Al-Andalus. Y es que es costumbre inveterada de los gobiernos españoles el echar la culpa de todos los horrores presentes a gobernantes preteritos, desfilando en esta Santa Compaña política Aznar, González, Franco, don Pelayo o el hombre de Atapuerca? pero cuidado, no debemos perdernos en clases de historia, está en peligro no ya nuestro futuro sino incluso nuestro presente.
Me reafirmo: con lo que está cayendo, hay que mantener el sentido común. O eso, o nos darán por talante. Por talante y por atrás.
(1) palabra con origen en el griego significa literalmente "escritura oculta"; en el mundillo informático, se le llama así a la ocultación de texto en imágenes, con la peculiaridad de que el código se mezcla en la imagen de manera que sea prácticamente imposible siquiera detectar que en la imagen existe un mensaje oculto.
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