Hasta que llegue el momento -que llegará- cuando iniciado el resurgimiento del genio católico de España surja un Ayatollah de nuestra catolicidad, que se atreva a proclamar la salvación apartando lo que hoy nos desune y tornando a lo que nos fundió en tiempos de Cisneros, de Loyola y del Escorial - un santo y nuevo fanatismo ideal (fanatismo viene de Fanum, Templo), iluminado,  inquisicional, misericordioso y salvífico. Un fanatismo tan clarividente y protector como el de un Lenin para Rusia, el de un Erasmo para la Revolución humanista del XVI, el de un Hobbes para la imperialidad británica, el de un Rousseau para la hegemonía democrática francesa, el de un Franklin robando el rayo a Dios para los yanquis, el de un Nietzsche para los hitlerianos, el de un Jomeini para los iraníes y un posible nuevo Islam victorioso... ¿Qué queda de la España católica? -preguntaba Don Marcelo desde Toledo-. Pues..., ¡el volver a hablar con «palabras de fuego y luz», como me reconocía en las letras que me dirigiera desde su sede ...! Quedamos los nuevos mozárabes, los nuevos fanáticos en la lucha ¡por nuestra Libertad! (Y con nuestra libertad conquistada, salvar aquella de los demás.)

Volver