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Retratos amarillos (IV) K-Hito Juan V. Oltra |
Si
tenemos en cuenta el origen andaluz (Jaén) del personaje y lo poca cosa
que era de niño, poco tiene que extrañar que su nombre de pila,
Ricardo, degenerase pronto en Ricardito, para llegar, pasando por Caito,
al seudónimo que emplearía en su vida de adulto: K-Hito.
En 1932, junto con otro mago de la caricatura, Xaudaró (el primer
dibujante del ABC, que hizo decir a su muerte a los Luca de Tena que jamás
habría otro caricaturista fijo en el periódico, hasta que entró un
joven excombatiente llamado Antonio Mingote a ocupar esa plaza), crearon
una empresa dedicada a… ¡la creación de dibujos animados!
Lamentablemente, prácticamente todas las películas parecen
desaparecidas (aunque alguna como "Falsa
noticia de fútbol" sigue circulando de cinéfilo en cinéfilo
en copias imposibles de las que les ruego que si conocen alguna la hagan
llegar a este pobre admirador descorazonado). Dirigió también las
revistas infantiles Macaco y Macaquete, además
de ser el alma de "Gracia y
Justicia", bestia negra de Azaña al que sin piedad
ridiculizaba número sí, numero también, y participaba en "Le
Journal", "Pinocho",
"ABC", "Blanco
y Negro", "El Debate",
"Ahora"... |
Para saber más de K-Hito
Su obra —Hay un señor que dice que es Gutiérrez. En efecto, lo es. —¿Qué pretende? —Ver
al director. —Que pase —dije, y seguí escribiendo para quitar importancia a la cosa. Lo tenía ya delante y me daba no sé qué levantar la vista. Gutiérrez, exacto, exactísimo, estaba ante mí. —Usted dirá. —Pues sí; le diré. Desde que ha publicado usted su periódico, la vida es para mí punto menos que imposible. La misma cara que Gutiérrez, el mismo pelo, las mismas gafas, la misma estatura. —¿Por qué? —pregunté. —Porque,
como soy igual, según dicen, que ese mamarracho que ha pintado usted,
cuando entro en la oficina me dicen: ¡Ha llegado Gutiérrez!, y cuando
salgo: ¡Ha salido Gutiérrez! —No
haga usted caso —dije por decir algo—. Mi tipo es un producto de la
fantasía. —Pero
es que, además, me siguen los chiquillos por la calle. —¿Qué
quiere usted que yo haga? Habría que buscar precedentes al caso, y eso
es muy difícil. —Lo
sé. Sólo quiero proponerle una cosa en recompensa del daño que me ha
hecho. Que cuando ustedes necesiten llevar a Gutiérrez por ahí, que me
lleven a mí. Del mal, el menos, y siempre caerán unas pesetas, que
buena falta me hacen. Vi
un rayo de luz. —Pues... me parece buena la idea. De momento pase usted a caja a cobrar veinte duros, y en seguida se le hará ropa adecuada y contaremos con usted. Nunca
me atreví a usar de aquel infeliz. "Gutiérrez" fue un vivero de escritores y dibujantes humorísticos. Publicaba entonces "Sileno" y "Buen Humor", y de uno y otro periódico surgieron firmas con luz propia, tales como las de Enrique Jardiel Poncela, Robles, Mihura y "Tono", Galindo, Edgar Neville, Bellón, Orbegozo, Alfaraz, Roberto, Menda, etc. Dalmau
y "Graciella" eran dos colaboradores espontáneos, a quienes
un día, cuando iban a cobrar, llamé a mi despacho y les propuse formar
parte de la redacción. Paralelamente a "Gutiérrez", publiqué, allí en Rivadeneyra, una revista infantil, "Macaco", y a poco otra, en huecograbado, "Macaquete". |
El próximo «Retrato amarillo» será el de Julio Camba. Juan
V. Oltra |