Sea esta la regla de nuestra vida: decir lo que sentimos, sentir lo que decimos. En suma, que la palabra vaya de acuerdo con los hechos.
              Séneca
en Minuto
en Internet

DESDE EL PEQUEÑO MUNDO

Y los lunnis se van a la cama


 
Juan V. Oltra
 



Hace unos años circuló la noticia de que en Estados Unidos se habían vetado las emisiones de los Teletubbies, por las protestas de algunos teleespectadores que creyeron detectar comportamientos homosexuales en uno de ellos (el que llevaba bolsito). Una visión más de la América profunda, pensamos algunos. ¿Qué se puede esperar de un país que no tiene siquiera nombre?, pensaron otros.

Si esos mismos ciudadanos hubieran vivido en la España del talante, habrían hecho acopio de leña verde para quemar en gigantesca pira sus aparatos receptores: hace pocos días, los lunnis, peluches que aparecen en un programa infantil con audiencia con una media de edad de cuatro (4) años, presentaron como lo más natural del mundo una boda homosexual.

Afortunadamente, nosotros, españoles, disponemos de una mente más abierta. No tenemos absurdos condicionamientos religiosos ni pretendemos ver influencias pedagógicas en esta estupenda muestra de libertad que, sin duda, llenará de jolgorio y regocijo guarderías y parvularios. No se oirán protestas de la carcunda frente a esta nueva muestra de libertad de expresión y orgullo gay. Además, ya estamos acostumbrados a los comportamientos diferentes en los personajes infantiles.

Así pues, recordamos a Heidi, famosa toxicómana que hizo ver con mejores ojos a los yonkis (Abuelito dime tu que sonidos son los que oigo yo / Abuelito dime tu porque en las nubes voy / Dime porque huele el aire así, dime porque yo soy tan feliz), a los precursores del movimiento gay, Don Pepito y Don José (Eran dos tipos “requetefinos”, eran dos tipos medios chiflaos / eran dos tipos “casi divinos”, eran dos tipos “desbarataos” / Si se encontraban en una esquina o se encontraban en el café / siempre se oía “con voz muy fina” el saludito de don José) o incluso al zoofílico Mickey que vivía su soledad con Pluto, perro de dudoso origen. (Por cierto, si Pluto es un perro ¿alguien puede explicarme que puñetas era Goofy?)

Además de los parabienes de Zerolo, máximo activista gay hoy en el PSOE, tentado en el pasado por el PP (que ya cuenta, me dicen, con falleras mayores del sexo masculino), al margen de la defensa numantina de Carmen Caffarel sobre su sumisión a las consignas gubernamentales no se oirá nada. No escucharemos quejas. La población se ha acostumbrado a los políticos sin lacha. Todo lo más, algunos individuos con escrúpulos basados en una moral pasada de moda, que encubren en realidad a peligrosos fascistas a ser extirpados de nuestra sociedad –tiempo al tiempo- se verán impulsados a promover el incremento de venta de tapones en las cercanías de los Kindergarten.

Si me guardan el secreto, dudo estos días sobre si sellar con silicona los pañales de mi hijo pequeño. Nunca se sabe por donde puede acechar un político.




Contáctenos | Nosotros | Publicidad | Webmail | Estadísticas
© 2004 C/ Cuesta de San Vicente 2-8 Bajo A. 37007 Salamanca. Teléfono 902.19.86.91