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Zona: Espadán Inicio: Carretera Azuébar-Mosquera, a 2,3 km de Azuébar. Acceso: Desde Azuébar, por la carretera del área
Las Carboneras y que sigue hacia Mosquera. Tiempo
estimado:
2 horas y media Distancia: 17 km Dificultad: Media-alta Desnivel: ±850m en tres subidas Ruta: A poco más de dos
kilómetros de Azuébar, por la carretera que nos
conduce a Mosquera, y poco después de pasar un ramal de pista a la derecha,
dejamos los coches en una explanada a la izquierda de la carretera. Por la
citada pista de la derecha es por donde volveremos de nuestra ruta de hoy. Comenzamos la carrera siguiendo la carreterilla
asfaltada durante un kilómetro más o menos. Se acaba el asfalto y sigue una
pista que poco a poco va introduciéndose en el fabuloso paisaje de Mosquera.
Pronto los bancales desaparecen y los grandes alcornoques dominan en paisaje. El bosque se va volviendo frondoso y húmedo, con
grandes ejemplares de alcornoques con las evidentes marcas de “la saca”, como
se llama a la actividad de extracción del corcho. Seguimos por la pista durante un par de
kilómetros y cogemos una estrecha senda a la izquierda que se separa de la
pista y sigue casi paralelo hasta llegar a un barranco, justo debajo del
antiguo y abandonado caserón de Mosquera. Estamos en el corazón del valle de Mosquera, en
uno de los lugares mejor conservados de bosque de alcornoques de Espadán.
Desde el barranco, sin salir a la pista que queda a la izquierda, una
empinada senda nos lleva al caserón. La pista sigue valle arriba, pero nosotros
cogemos un sendero junto a la casa, hacia el norte, que remonta por la ladera
en una serie de revueltas, recorriendo uno de los rincones más bonitos de
Espadán, hasta llegar al collado de Les Penyes Blanques, divisoria de aguas con la vertiente del Barranc de Caritat y Aín. Desde el collado, giramos a la derecha y
ascendemos por una loma hasta llegar al alto de Les Penyes
Blanques. La niebla cubre las montañas y desde antes de
llegar al collado no podemos ver más allá de una veintena de metros. Aun así no nos resulta difícil encontrar la
senda que baja hacia la derecha, hacia el sur, y vuelve a descender hacia
Mosquera, concretamente al collado de la cabecera del valle. La bajada es larga y técnica: No podemos distraernos
o podemos acabar rodando por el suelo o arrastrando el trasero. Por fin llegamos al collado. Hemos vuelto por
debajo de la niebla y aprovechamos para hacer recuento: 1, 2, 3, ... ,14, 15 y 16... 16? Éramos 17, no?
Volvemos a contar: ... 15 y 16. Falta uno... falta Juan...!! No sabemos si andaba por detrás o por delante,
si habrá seguido por un camino equivocado y se ha quedado rezagado por lo
alto de Penyes Blanques. Se pone en marcha el dispositivo de emergencia.
Cuatro retrocedemos a lo alto de la montaña a la niebla, que nos devuelve el
eco de nuestros gritos con su silencio acolchado. Tres más descienden Mosqueara abajo por el
sendero y el resto quedan en el collado a la espera. Por fin aparece Juan... se había adelantado
eligiendo el sendero equivocado. La noche se intuye ya. Los que están en el
collado deciden continuar la ruta prevista, mientras los que subieron a Penyes Blanques, ajenos a la
aparición de Juan, siguen lanzando gritos sin respuesta a la espesa niebla.
Cuando regresan al collado éste está vacío, por lo que regresan a los coches
descendiendo por Mosquera. Los que decidieron seguir la ruta, desde el
collado enfilan la senda que sigue el cordal hacia el sur. Después de una
subida, va llaneando, deja un sendero a la derecha que también baja a
Mosquera y continúa loma adelante. Llega a un collado y después de una última
subida sigue por una loma hacia la izquierda hasta lanzarse en un largo
descenso que lleva a una pista junto a unos bancales. Siguiendo la pista, se pasa junto a una casa en
ruinas y se llega a un cruce. Cogen la pista de la derecha y después de una
corta subida llegan, ya de noche, a la carretera de Mosquera. A la derecha a
corta distancia se encuentran los coches. Las fotos de la jornada y el
croquis del recorrido Volver a... Inicio Índice Cronológico |