Sobre la ciencia:
"Arbitrariamente, porque le
resulta cómodo, desde que los métodos de que dispone no le permiten tratar
con la complejidad inmensa de la realidad, el hombre de ciencia selecciona de
su experimentación total solamente aquellos elementos que pueden pesarse,
medirse y numerarse, o que se prestan de cualquier otro modo a los
procedimientos matemáticos. Empleando esta técnica de la simplificación y
de la abstracción, el hombre de ciencia alcanzó una comprensión y una
dominación asombrosa del ambiente físico. El éxito fue embriagador, y, con
una falta de lógica que dadas las circunstancias resultaba indudablemente
disculpable, muchos hombres de ciencia y muchos filósofos llegaron a
imaginarse que esta utilísima abstracción de la realidad era la realidad
misma. La realidad tal cual se experimenta tiene un contenido de intuiciones
valiosas y significativas; contiene amor, belleza, éxtasis místico,
insinuaciones de divinidad. La ciencia no tenía, ni tiene todavía,
instrumentos intelectuales que le permitan tratar con estos aspectos de la
realidad. Consecuentemente, los ignoró y concentró toda su atención sobre
aquellos aspectos del mundo que podía tratar valiéndose de la aritmética,
la geometría y las distintas ramas de las matemáticas superiores."
El Fin y los Medios, pag. 286
Sobre el conocimiento:
"Un hombre que se ha
adiestrado en bondad, llega a tener intuiciones directas acerca del carácter
y de las relaciones entre los seres humanos, o acerca de su propia posición
en el mundo, que resultan totalmente distintas de la que alcanza el hombre
sensual medio. El conocimiento es siempre función del ser. Lo que percibimos
y comprendemos, depende de lo que somos; y lo que somos depende en parte de
las circunstancias, y en parte y más profundamente de la naturaleza de los
esfuerzos que hayamos realizado para alcanzar nuestro ideal y de la naturaleza
del ideal que hemos tratado de realizar. El hecho de que el conocimiento
dependa del ser, lleva, por supuesto, a una inmensa incomprensión. El sentido
de las palabras, por ejemplo, cambia profundamente, según sea el carácter y
la experiencia del que las usa. Así, para el santo, las palabras
"amor", "caridad", "compasión", tienen el
sentido totalmente distinto del que poseen para el hombre común."
El Fin y los Medios, pag. 308
Sobre el capitalismo:
"El capitalismo tiende a
formar una multiplicidad de pequeños dictadores, cada uno de los cuales rige
dentro del pequeño reino de sus ocupaciones."
El Fin y los Medios, pag. 97
Sobre la educación:
"En todo programa de
educación debería haber un lugar destinado al arte de disociar ideas.
Debería acostumbrarse a los jóvenes a contemplar los problemas que plantean
el gobierno, la política internacional, la religión y otras cosas parecidas,
separándolos de las imágenes agradables a que han estado asociadas sus
soluciones particulares; asociaciones de ideas que han sido fomentadas más o
menos deliberadamente por los que tienen algún interés en que el público
piense, sienta o juzgue las cosas de un modo determinado."
El Fin y los Medios, pag. 235
Sobre las evasiones:
"En Occidente, a la mayor
parte de la gente se le ha hecho indispensable leer sin objeto, escuchar sin
objeto, ir a ver films sin objeto, transformándose todo esto en inclinaciones
equivalentes al alcoholismo y la morfinomanía. (...) Como los que toman
drogas, tienen que satisfacer su vicio, no porque el satisfacerlo les
signifique un placer activo, sino porque de no satisfacerlo se sienten
dolorosamente subnormales e incompletos."
El Fin y los Medios, pag. 230
Sobre los fines y los medios:
"Los medios por los cuales
tratamos de realizar una cosa tienen por lo menos tanta importancia como los
mismos fines que tratamos de lograr. En rigor, son en verdad más importantes
todavía. Puesto que los medios de que nos valemos determinan inevitablemente
la índole de los resultados que se logran; ya que por bueno que sea el bien a
que aspiremos, su bondad no basta para contrarrestar los efectos de los medios
perniciosos de que nos valgamos para alcanzarlo."
El Fin y los Medios, pag. 60
Sobre el nacionalismo:
"Pero el nacionalismo y el
comunismo son idolatrías parciales y excluyentes que inculcan el odio, el
orgullo y el rigor, e imponen ese dogmatismo intolerante que paraliza la
inteligencia y estrecha el campo del conocimiento de los hechos y de la
preocupación por los demás."
El Fin y los Medios, pag. 138
"La nación es una divinidad extraña. Impone deberes
difíciles y exige los mayores sacrificios y se la quiere por esto y porque
los seres humanos tienen hambre y sed de rectitud. Pero también se la quiere,
porque sirve de desahogo a los elementos más bajos de la naturaleza humana, y
porque los hombres y las mujeres gustan de poder encontrar una excusa a sus
sentimientos de orgullo y de odio, y porque ansían gustar, aunque sea de
segunda mano, los placeres de la criminalidad."
El Fin y los Medios, pag. 109
Sobre el misticismo:
"La circunstancia de que
tantos filósofos y místicos pertenecientes a tantas culturas diferentes
hayan estado convencidos, por inferencia o por intuición directa, de que el
mundo posee significación y valor, es un hecho suficientemente llamativo como
para que por lo menos valga la pena investigar la creencia en cuestión."
El Fin y los Medios, pag. 297
"El místico manifiesta el grado más elevado de
desinterés de que sean capaces los seres humanos y por ello puede trascender
las limitaciones comunes en forma más completa de lo que pueden hacerlo los
hombres de ciencia, los filósofos o los artistas. Lo que él descubre más
allá de las fronteras del universo del hombre sensual medio, es la realidad
espiritual que subyace y que une a todas las cosas que existen, y que son
aparentemente distintas: una realidad en la que él mismo puede fundirse y de
la que puede extraer fuerzas morales y hasta físicas que, comparadas con las
comunes, sólo podrían calificarse de supernormales."
El Fin y los Medios, pag. 318
"Ningún ser personal puede traspasar los límites de su
'yo', sea moralmente (por la práctica de las virtudes que
quebrantan el apego), sea místicamente (por la unión cognoscitiva directa de
la última realidad), si no tiene plena consciencia de lo que es, y de por
qué es lo que es. Se trasciende del ser personal a través del conocimiento
consciente de uno mismo."
El Fin y los Medios, pag. 344
Sobre el lenguaje de las dictaduras:
"Cada dictador tiene una
jerga que le es propia. Los vocabularios son distintos, pero sus propósitos
son los mismos en todos los casos: legitimar un despotismo local hace aparecer
a un gobierno 'de facto' como un gobierno de derecho divino. Tales jergas
resultan, para las tiranías, instrumentos no menos indispensables que el
espionaje policial y la censura de la prensa. Suministran un surtido de
vocablos con los que llegan a justificarse ampliamente los crímenes más
monstruosos y pueden racionalizarse las políticas más extraviadas. Sirven de
molde para los pensamientos, sentimientos y deseos de pueblos enteros.
Valiéndose de ellos, se puede llegar a persuadir a los oprimidos a que
toleren y hasta veneren a sus insanos y criminales opresores.
Resulta bastante sugestivo que una palabra se encuentre en el vocabulario de
todos los dictadores y que la empleen indistintamente los fascistas, los nazis
y los comunistas con propósitos de justificación y racionalización. Ésa es
la palabra 'histórico'."
El Fin y los Medios, pag. 76
Sobre el progreso:
"'El progreso verdadero',
si nos atenemos a las palabras del Dr. R. R. Marett, 'es el progreso en
caridad, siendo menos importantes que éste, todos los demás adelantos.'"
El Fin y los Medios, pag. 12
"Toda colectividad (...) puede prever las consecuencias
sociales probables de un adelanto tecnológico determinado, muchos años antes
de que efectivamente se difunda. Hasta ahora, las transformaciones sociales
originadas por los progresos tecnológicos han tomado de sorpresa a las
colectividades, pero no porque se hayan puesto en evidencia repentinamente,
sino porque ninguna persona autorizada se tomó jamás la molestia de meditar
con respecto a cuáles serían las transformaciones probables, o a cuales
serían los métodos más apropiados para prevenir los males evitables que
pudiesen originar."
El Fin y los Medios, pag. 61
Sobre la religión :
"Además de muchas otras
cosas, la religión es un sistema educativo mediante el cual los seres humanos
pueden adiestrarse, en primer lugar, para lograr transformaciones convenientes
en su propia personalidad y al mismo tiempo en la sociedad, y en segundo
lugar, para conseguir elevar el conocimiento consciente de si mismo,
estableciendo de esta manera relaciones más adecuadas entre su propia
personalidad y el universo de que forman parte."
El Fin y los Medios, pag. 243
"Probablemente no existe argumento que pueda probar de
manera convincente el teísmo, el deísmo o el panteísmo, en sus formas
pancósmicas o acósmicas. Lo más que pueden hacer los "razonamientos
abstractos" (empleando la frase de Hume) es crear presunciones a favor de
tal o cual hipótesis; y estas presunciones pueden fortalecerse mediante
"razonamientos experimentales que se refieran a hechos evidentes o
demostrables". El convencimiento final sólo puede llegarles a los que
hacen un acto de fe. La sola idea nos parece a la mayor parte de nosotros
desconsoladora. Pero puede dudarse de que este acto de fe especial sea
intrínsecamente más difícil que los que tenemos que hacer cada vez que
tenemos que hacer una hipótesis, por ejemplo, o cada vez que de la
consideración de unos cuantos fenómenos sacamos en consecuencia inferencias
que conciernen al pasado, el presente y el futuro. En base a una evidencia muy
reducida, y ello no obstante, sin escrúpulos de nuestra conciencia
intelectual, presumimos que nuestros anhelos de explicación de las cosa
tienen un objeto real dentro de un universo explicable; que la satisfacción
estética que ciertos argumentos nos proporcionan es una señal de su verdad;
que las leyes del pensamiento son también las leyes de las cosas. Parecería
no haber razón ninguna para que, si hemos podido tragarnos esto, no podamos
tragarnos lo otro, cosa que en realidad no es tanto más difícil. Las razones
que nos violentan cuando se trata de aquello ya han sido enumeradas. Desde que
las conocemos, por lo mismo dejan de existir y estamos en libertad para
estimar, de acuerdo con sus méritos, las demostraciones y los argumentos que
justificarían que hiciésemos ese acto final de fe y que presumiésemos la
verdad de una hipótesis que no somos capaces de poder demostrar
totalmente."
El Fin y los Medios, pag. 305
Sobre el poder y la ambición:
"En mayor o menos grado,
todas las colectividades civilizadas del mundo moderno se componen de una
clase de gobernantes, poco numerosa y que está corrompida por el poder
excesivo; y otra clase, numerosa, que está constituida por sujetos que la
demasiada obediencia, pasiva e irresponsable, corrompe. Resulta sumamente
difícil que un individuo que participa activamente de un orden social
semejante pueda lograr el desprendimiento, que es el carácter distintivo del
ser humano idealmente excelente; y donde no haya una proporción considerable
de desprendimiento activo, la sociedad ideal de los profetas no puede
realizarse."
El Fin y los Medios, pag. 68
"La ambición podrá ser suprimida, pero no podrá
suprimirla ninguna clase de instrumento legal. Para que pueda extirpársela,
debe extirpársela en su misma fuente, por medio de la educación, en el más
amplio sentido de la palabra. En nuestras sociedades los hombres son
paranoicamente ambiciosos, porque la ambición paranoica se admira como una
virtud, y los trepadores que alcanzan el éxito son adorados como si fueran
dioses. Se han escrito más libros sobre Napoleón que respecto a cualquier
otro ser humano. El hecho es profunda y alarmantemente significativo.(...) Los
Duces y los Fuehrers dejaran de ser una plaga para el mundo solamente cuando
la mayoría de sus habitantes consideren a tales aventureros en el mismo plano
en que ahora colocan a los estafadores y a los alcahuetes. Mientras los
hombres veneren a los Césares y los Napoleones, los Césares y Napoleones
aparecerán con razón, y los harán desgraciados.(...) Mientras tanto,
tendremos que contentarnos, simplemente, con disponer obstáculos legales y
administrativos en el camino de los ambiciosos. Es muchísimo mejor que no
hacer nada; pero no podrán ser nunca totalmente efectivos."
El Fin y los Medios, pag. 100
Sobre la transformación de la sociedad:
"Todos deseamos un estado
social mejor. Pero la sociedad no podrá mejorarse mientras no se efectúen
dos grandes tareas. Si no se establece la paz sobre bases firmes, y si no se
modifican profundamente las obsesiones dominantes con respecto al dinero y al
poder, no hay ninguna esperanza de que pueda realizarse transformación
deseable alguna."
El Fin y los Medios, pag. 150
Sobre la guerra:
"Los fabricantes de armas no
son los únicos 'mercaderes de la muerte'. Hasta cierto punto, todos
merecemos ese nombre. Pues hasta donde votamos por gobiernos capaces de
imponer cuotas y derechos de importación, hasta donde toleramos políticas de
rearme, hasta donde consentimos los imperialismos económicos, políticos o
militares de nuestros propios países, y aun hasta donde nos comportamos
injustamente en nuestra vida privada, contribuimos con nuestro pequeño aporte
a acercar la verdad de la guerra."
El Fin y los Medios, pag. 119
"La guerra no es una ley natural, ni siquiera una ley de
la naturaleza humana. Existe porque los hombres así lo desean; y sabemos,
así nos lo enseña la historia, que la intensidad de ese deseo ha variado
desde el cero absoluto hasta el máximo frenesí."
El Fin y los Medios, pag. 106
"Los pueblos se preparan para la guerra, entre otras
razones, porque la guerra forma parte de las grandes tradiciones; porque la
guerra los estimula y les proporciona algunas satisfacciones personales o
sustitutivas; porque viven en una sociedad dentro de la cual se venera el
éxito cualesquiera hayan sido las formas en que se ha obtenido, y dentro de
la cual la competencia parece más 'natural' que la cooperación, porque
en las circunstancias actuales es más habitual."
El Fin y los Medios, pag. 53
Sobre el pacifismo:
"La no violencia es una
consecuencia práctica de la creencia en la unidad fundamental de los seres.
Pero dejando totalmente de la doble validez de su base filosófica, la no
violencia puede demostrar todo su valor, pragmáticamente, funcionando. Todos
hemos tenido oportunidades para observar y experimentar como actúa en la vida
privada. Hemos comprobado todos como la cólera proporciona alimento a la
cólera y como se la desarma con suavidad y con paciencia. Todos hemos sabido
alguna vez lo que es transformar nuestra mezquindad en magnanimidad ante la
magnanimidad ajena; lo que es sentir como se funden nuestras antipatías ante
un acto de consideración; lo que es experimentar como se transforma en
solicitud nuestra frialdad y nuestra aspereza ante un ejemplo de desinterés
ajeno. El empleo de la violencia siempre va acompañado por la cólera, el
odio y el temor, o por el regocijo malicioso o la crueldad consciente. Los que
quieren practicar la no violencia tienen que aprender a adquirir el dominio de
si mismos; tienen que aprender a tener tanto valor moral como valor físico;
deben oponer a la cólera y la malicia una firme buena voluntad y una
determinación paciente de comprender y de simpatizar."
El Fin y los Medios, pag. 154
"Citaré una frase profundamente sugestiva de 'La
Imitación': 'Todos los hombres desean la paz, pero son muy pocos los que
desean las circunstancias que crean la paz'. Verdad es, por cierto, que
nunca puede llegarse a poseer algo, sin pagar algún precio por ello."
El Fin y los Medios, pag. 141
"Los mecanismos para las transformaciones pacíficas
están listos y esperando; pero nadie hace uso de ellos porque nadie quiere
hacerlo. Hacia donde miremos, encontraremos que los verdaderos obstáculos
para la paz son la voluntad y los sentimientos de los hombres, las
convicciones humanas, los prejuicios y las opiniones. Si queremos librarnos de
las guerras, tendremos antes que librarnos de todas sus causas psicológicas.
(...) Es necesario transformar la sociedad militarista en otra sociedad que
aspire a la paz, y que demuestre la intrínseca verdad de sus deseos,
siguiendo solamente aquellas políticas que sean capaces de crear la
paz."
El Fin y los Medios, pag. 134
" 'Cuanto mayor sea la violencia, tanto menor resultará
la revolución'. Puede sacarse provecho meditando esta sentencia de
Barthélemy de Ligt.
Para que pueda considerarse que una revolución ha tenido éxito, ella debe
significar la realización de algo nuevo. Pero la violencia y los resultados
de la violencia -la contraviolencia, la suspicacia y el resentimiento por
parte las víctimas, y la creación por parte de los que la perpetran de una
tendencia a usar de violencias mayores- son cosas demasiado conocidas y
demasiado desesperadamente antirrevolucionarias. Una revolución violenta
sólo puede obtener los inevitables resultados de la violencia, que son tan
viejos como el mundo."
El Fin y los Medios, pag. 33
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