Aldous Huxley  (1894 - 1963)
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"El fin no puede justificar los medios, por la sencilla y clara razón de que  
los medios empleados determinan la naturaleza de los fines obtenidos"  
El Fin y los Medios, Aldous Huxley  

    El  Fin  y  los  Medios   (1937)
  RESEÑA                                                              
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  RESEÑA
  Obra original: Ends  and  Means:
An Inquiry into the Nature of Ideas and into the
Methods Employed for their Realization  (1931)
    London: Chatto and Windus
New York: Harper and Brothers
     
  Para esta reseña se ha
empleado la siguiente edición:
El Fin y los Medios
Una encuesta acerca de la naturaleza de los ideales
y de los métodos empleados para su realización
    Mexico: Editorial Hermes. 1960.
5ª Edición. Traducción: Jorge M. Bullrich
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10.
11.
12.
13.
14.
15.
Metas, caminos y punto de
partida contemporáneo
La naturaleza de la explicación
Eficacia y limitaciones de la reformas
sociales en gran escala
Las reformas sociales y la violencia
La sociedad planeada
La naturaleza del Estado moderno
Centralización y descentralización
La descentralización y la autonomía
La guerra
    I. Naturaleza de la guerra
    II. Causas de las guerras
    III. Remedios y alternativas
Los trabajos individuales para promover reformas
La desigualdad
La educación
Las prácticas religiosas
Las creencias
La ética
(Goals, Roads, and Contemporary
Starting-point)
(The Nature of Explanation)
(Efficacy and Limitations of
Large-scale Social Reform)
(Social Reform and Violence)
(The Planned Society)
(Nature of the Modern State)
(Centralization and Decentralization)
(Decentralization and Self-government)
(War)



(Individual Work for Reform)
(Inequality)
(Education)
(Religious Practices)
(Beliefs)
(Ethics)
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El propio Huxley, al inicio de esta colección de ágiles ensayos, nos relata el sentido de la obra:

"¿Cómo podría ser detenida y trastrocada esta regresión en caridad que estamos viviendo y de la que cada uno de nosotros es en parte responsable? ¿Cómo podría transformarse la sociedad actual en la sociedad ideal que describieron los profetas? ¿Cómo podría transformarse el hombre sensual medio y el hombre ambicioso excepcional (y más temible), en esos seres desapegados, que son los únicos capaces de crear una sociedad mucho mejor que la nuestra? Son estos los interrogantes que trataré de contestar en este volumen.

Al contestarlos, voy a verme obligado a tratar gran diversidad de temas. Inevitablemente; por cuanto las actividades humanas son complejas y lo que mueve a los hombres, excesivamente confuso.
(...)
El remedio del desorden social debe buscarse simultáneamente en varios campos distintos. Por ello, en los capítulos que siguen, procedo a la consideración de los más importantes de estos campos de actividad, comenzando por el político y el económico y prosiguiendo por los campos del comportamiento personal. En todos los casos, sugiero las clases de transformaciones que será necesario hacer, si es que los hombres han de realizar los fines ideales que todos pretenden perseguir.
(...)
Estos capítulos, desde el segundo hasta el duodécimo, constituyen una especie de libro práctico de cocina de la reforma. Contienen recetas políticas, recetas económicas, recetas educacionales, recetas para la organización de industrias, de colectividades locales, de asociaciones de personas consagradas a fines determinados. También contienen, a título de advertencia, descripciones de cómo no debieran hacerse las cosas, recetas para no lograr los fines que uno profesa desear, recetas para adormecer el idealismo, recetas para pavimentar el infierno con buenas intenciones.

Este libro de cocina de la reforma culmina en la última sección, en la que se discute la relación que existe entre la naturaleza del universo y las teorías y prácticas de los reformadores. ¿Que clase de mundo es éste, en que los hombres aspiran al bien y, ello no obstante, realizan tan frecuentemente el mal? ¿Cuál es el sentido y el objeto de toda la cuestión? ¿Qué lugar le corresponde en él al hombre, y como están relacionados sus ideales, sus sistemas de valores con el conjunto del universo? Es con estas cuestiones que voy a tener que habérmelas en los últimos capítulos. A los `hombres-prácticos´ podrán parecerles fuera de lugar. Pero, en verdad, no lo están. Es a la luz de nuestras creencias acerca de la última naturaleza de la realidad, que formulamos nuestras concepciones del bien y del mal; y es a la luz de nuestras concepciones del bien y del mal, que trazamos el marco de nuestra conducta, no sólo para cuanto se relaciona con la vida privada, sino también en la esfera de lo político y de lo económico. Entonces, lejos de estar fuera de lugar, nuestras creencias metafísicas son, finalmente, el factor determinante de todos nuestros actos. Es por esto que me ha parecido necesario cerrar mi libro de recetas de cocina con una discusión respecto de los principios fundamentales. Los tres últimos capítulos son los más significativos, y hasta desde un punto de vista puramente práctico, los más importantes del libro."

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Sobre la ciencia:
"Arbitrariamente, porque le resulta cómodo, desde que los métodos de que dispone no le permiten tratar con la complejidad inmensa de la realidad, el hombre de ciencia selecciona de su experimentación total solamente aquellos elementos que pueden pesarse, medirse y numerarse, o que se prestan de cualquier otro modo a los procedimientos matemáticos. Empleando esta técnica de la simplificación y de la abstracción, el hombre de ciencia alcanzó una comprensión y una dominación asombrosa del ambiente físico. El éxito fue embriagador, y, con una falta de lógica que dadas las circunstancias resultaba indudablemente disculpable, muchos hombres de ciencia y muchos filósofos llegaron a imaginarse que esta utilísima abstracción de la realidad era la realidad misma. La realidad tal cual se experimenta tiene un contenido de intuiciones valiosas y significativas; contiene amor, belleza, éxtasis místico, insinuaciones de divinidad. La ciencia no tenía, ni tiene todavía, instrumentos intelectuales que le permitan tratar con estos aspectos de la realidad. Consecuentemente, los ignoró y concentró toda su atención sobre aquellos aspectos del mundo que podía tratar valiéndose de la aritmética, la geometría y las distintas ramas de las matemáticas superiores."
El Fin y los Medios, pag. 286

Sobre el conocimiento:
"Un hombre que se ha adiestrado en bondad, llega a tener intuiciones directas acerca del carácter y de las relaciones entre los seres humanos, o acerca de su propia posición en el mundo, que resultan totalmente distintas de la que alcanza el hombre sensual medio. El conocimiento es siempre función del ser. Lo que percibimos y comprendemos, depende de lo que somos; y lo que somos depende en parte de las circunstancias, y en parte y más profundamente de la naturaleza de los esfuerzos que hayamos realizado para alcanzar nuestro ideal y de la naturaleza del ideal que hemos tratado de realizar. El hecho de que el conocimiento dependa del ser, lleva, por supuesto, a una inmensa incomprensión. El sentido de las palabras, por ejemplo, cambia profundamente, según sea el carácter y la experiencia del que las usa. Así, para el santo, las palabras "amor", "caridad", "compasión", tienen el sentido totalmente distinto del que poseen para el hombre común."
El Fin y los Medios, pag. 308

Sobre el capitalismo:
"El capitalismo tiende a formar una multiplicidad de pequeños dictadores, cada uno de los cuales rige dentro del pequeño reino de sus ocupaciones."
El Fin y los Medios, pag. 97

Sobre la educación:
"En todo programa de educación debería haber un lugar destinado al arte de disociar ideas. Debería acostumbrarse a los jóvenes a contemplar los problemas que plantean el gobierno, la política internacional, la religión y otras cosas parecidas, separándolos de las imágenes agradables a que han estado asociadas sus soluciones particulares; asociaciones de ideas que han sido fomentadas más o menos deliberadamente por los que tienen algún interés en que el público piense, sienta o juzgue las cosas de un modo determinado."
El Fin y los Medios, pag. 235

Sobre las evasiones:
"En Occidente, a la mayor parte de la gente se le ha hecho indispensable leer sin objeto, escuchar sin objeto, ir a ver films sin objeto, transformándose todo esto en inclinaciones equivalentes al alcoholismo y la morfinomanía. (...) Como los que toman drogas, tienen que satisfacer su vicio, no porque el satisfacerlo les signifique un placer activo, sino porque de no satisfacerlo se sienten dolorosamente subnormales e incompletos."
El Fin y los Medios, pag. 230

Sobre los fines y los medios:
"Los medios por los cuales tratamos de realizar una cosa tienen por lo menos tanta importancia como los mismos fines que tratamos de lograr. En rigor, son en verdad más importantes todavía. Puesto que los medios de que nos valemos determinan inevitablemente la índole de los resultados que se logran; ya que por bueno que sea el bien a que aspiremos, su bondad no basta para contrarrestar los efectos de los medios perniciosos de que nos valgamos para alcanzarlo."
El Fin y los Medios, pag. 60

Sobre el nacionalismo:
"Pero el nacionalismo y el comunismo son idolatrías parciales y excluyentes que inculcan el odio, el orgullo y el rigor, e imponen ese dogmatismo intolerante que paraliza la inteligencia y estrecha el campo del conocimiento de los hechos y de la preocupación por los demás."
El Fin y los Medios, pag. 138

"La nación es una divinidad extraña. Impone deberes difíciles y exige los mayores sacrificios y se la quiere por esto y porque los seres humanos tienen hambre y sed de rectitud. Pero también se la quiere, porque sirve de desahogo a los elementos más bajos de la naturaleza humana, y porque los hombres y las mujeres gustan de poder encontrar una excusa a sus sentimientos de orgullo y de odio, y porque ansían gustar, aunque sea de segunda mano, los placeres de la criminalidad."
El Fin y los Medios, pag. 109

Sobre el misticismo:
"La circunstancia de que tantos filósofos y místicos pertenecientes a tantas culturas diferentes hayan estado convencidos, por inferencia o por intuición directa, de que el mundo posee significación y valor, es un hecho suficientemente llamativo como para que por lo menos valga la pena investigar la creencia en cuestión."
El Fin y los Medios, pag. 297

"El místico manifiesta el grado más elevado de desinterés de que sean capaces los seres humanos y por ello puede trascender las limitaciones comunes en forma más completa de lo que pueden hacerlo los hombres de ciencia, los filósofos o los artistas. Lo que él descubre más allá de las fronteras del universo del hombre sensual medio, es la realidad espiritual que subyace y que une a todas las cosas que existen, y que son aparentemente distintas: una realidad en la que él mismo puede fundirse y de la que puede extraer fuerzas morales y hasta físicas que, comparadas con las comunes, sólo podrían calificarse de supernormales."
El Fin y los Medios, pag. 318

"Ningún ser personal puede traspasar los límites de su 'yo', sea moralmente (por la práctica de las virtudes que quebrantan el apego), sea místicamente (por la unión cognoscitiva directa de la última realidad), si no tiene plena consciencia de lo que es, y de por qué es lo que es. Se trasciende del ser personal a través del conocimiento consciente de uno mismo."
El Fin y los Medios, pag. 344

Sobre el lenguaje de las dictaduras:
"Cada dictador tiene una jerga que le es propia. Los vocabularios son distintos, pero sus propósitos son los mismos en todos los casos: legitimar un despotismo local hace aparecer a un gobierno 'de facto' como un gobierno de derecho divino. Tales jergas resultan, para las tiranías, instrumentos no menos indispensables que el espionaje policial y la censura de la prensa. Suministran un surtido de vocablos con los que llegan a justificarse ampliamente los crímenes más monstruosos y pueden racionalizarse las políticas más extraviadas. Sirven de molde para los pensamientos, sentimientos y deseos de pueblos enteros. Valiéndose de ellos, se puede llegar a persuadir a los oprimidos a que toleren y hasta veneren a sus insanos y criminales opresores.
Resulta bastante sugestivo que una palabra se encuentre en el vocabulario de todos los dictadores y que la empleen indistintamente los fascistas, los nazis y los comunistas con propósitos de justificación y racionalización. Ésa es la palabra 'histórico'."
El Fin y los Medios, pag. 76

Sobre el progreso:
"'El progreso verdadero', si nos atenemos a las palabras del Dr. R. R. Marett, 'es el progreso en caridad, siendo menos importantes que éste, todos los demás adelantos.'"
El Fin y los Medios, pag. 12

"Toda colectividad (...) puede prever las consecuencias sociales probables de un adelanto tecnológico determinado, muchos años antes de que efectivamente se difunda. Hasta ahora, las transformaciones sociales originadas por los progresos tecnológicos han tomado de sorpresa a las colectividades, pero no porque se hayan puesto en evidencia repentinamente, sino porque ninguna persona autorizada se tomó jamás la molestia de meditar con respecto a cuáles serían las transformaciones probables, o a cuales serían los métodos más apropiados para prevenir los males evitables que pudiesen originar."
El Fin y los Medios, pag. 61

Sobre la religión :
"Además de muchas otras cosas, la religión es un sistema educativo mediante el cual los seres humanos pueden adiestrarse, en primer lugar, para lograr transformaciones convenientes en su propia personalidad y al mismo tiempo en la sociedad, y en segundo lugar, para conseguir elevar el conocimiento consciente de si mismo, estableciendo de esta manera relaciones más adecuadas entre su propia personalidad y el universo de que forman parte."
El Fin y los Medios, pag. 243

"Probablemente no existe argumento que pueda probar de manera convincente el teísmo, el deísmo o el panteísmo, en sus formas pancósmicas o acósmicas. Lo más que pueden hacer los "razonamientos abstractos" (empleando la frase de Hume) es crear presunciones a favor de tal o cual hipótesis; y estas presunciones pueden fortalecerse mediante "razonamientos experimentales que se refieran a hechos evidentes o demostrables". El convencimiento final sólo puede llegarles a los que hacen un acto de fe. La sola idea nos parece a la mayor parte de nosotros desconsoladora. Pero puede dudarse de que este acto de fe especial sea intrínsecamente más difícil que los que tenemos que hacer cada vez que tenemos que hacer una hipótesis, por ejemplo, o cada vez que de la consideración de unos cuantos fenómenos sacamos en consecuencia inferencias que conciernen al pasado, el presente y el futuro. En base a una evidencia muy reducida, y ello no obstante, sin escrúpulos de nuestra conciencia intelectual, presumimos que nuestros anhelos de explicación de las cosa tienen un objeto real dentro de un universo explicable; que la satisfacción estética que ciertos argumentos nos proporcionan es una señal de su verdad; que las leyes del pensamiento son también las leyes de las cosas. Parecería no haber razón ninguna para que, si hemos podido tragarnos esto, no podamos tragarnos lo otro, cosa que en realidad no es tanto más difícil. Las razones que nos violentan cuando se trata de aquello ya han sido enumeradas. Desde que las conocemos, por lo mismo dejan de existir y estamos en libertad para estimar, de acuerdo con sus méritos, las demostraciones y los argumentos que justificarían que hiciésemos ese acto final de fe y que presumiésemos la verdad de una hipótesis que no somos capaces de poder demostrar totalmente."
El Fin y los Medios, pag. 305

Sobre el poder y la ambición:
"En mayor o menos grado, todas las colectividades civilizadas del mundo moderno se componen de una clase de gobernantes, poco numerosa y que está corrompida por el poder excesivo; y otra clase, numerosa, que está constituida por sujetos que la demasiada obediencia, pasiva e irresponsable, corrompe. Resulta sumamente difícil que un individuo que participa activamente de un orden social semejante pueda lograr el desprendimiento, que es el carácter distintivo del ser humano idealmente excelente; y donde no haya una proporción considerable de desprendimiento activo, la sociedad ideal de los profetas no puede realizarse."
El Fin y los Medios, pag. 68

"La ambición podrá ser suprimida, pero no podrá suprimirla ninguna clase de instrumento legal. Para que pueda extirpársela, debe extirpársela en su misma fuente, por medio de la educación, en el más amplio sentido de la palabra. En nuestras sociedades los hombres son paranoicamente ambiciosos, porque la ambición paranoica se admira como una virtud, y los trepadores que alcanzan el éxito son adorados como si fueran dioses. Se han escrito más libros sobre Napoleón que respecto a cualquier otro ser humano. El hecho es profunda y alarmantemente significativo.(...) Los Duces y los Fuehrers dejaran de ser una plaga para el mundo solamente cuando la mayoría de sus habitantes consideren a tales aventureros en el mismo plano en que ahora colocan a los estafadores y a los alcahuetes. Mientras los hombres veneren a los Césares y los Napoleones, los Césares y Napoleones aparecerán con razón, y los harán desgraciados.(...) Mientras tanto, tendremos que contentarnos, simplemente, con disponer obstáculos legales y administrativos en el camino de los ambiciosos. Es muchísimo mejor que no hacer nada; pero no podrán ser nunca totalmente efectivos."
El Fin y los Medios, pag. 100

Sobre la transformación de la sociedad:
"Todos deseamos un estado social mejor. Pero la sociedad no podrá mejorarse mientras no se efectúen dos grandes tareas. Si no se establece la paz sobre bases firmes, y si no se modifican profundamente las obsesiones dominantes con respecto al dinero y al poder, no hay ninguna esperanza de que pueda realizarse transformación deseable alguna."
El Fin y los Medios, pag. 150

Sobre la guerra:
"Los fabricantes de armas no son los únicos 'mercaderes de la muerte'. Hasta cierto punto, todos merecemos ese nombre. Pues hasta donde votamos por gobiernos capaces de imponer cuotas y derechos de importación, hasta donde toleramos políticas de rearme, hasta donde consentimos los imperialismos económicos, políticos o militares de nuestros propios países, y aun hasta donde nos comportamos injustamente en nuestra vida privada, contribuimos con nuestro pequeño aporte a acercar la verdad de la guerra."
El Fin y los Medios, pag. 119

"La guerra no es una ley natural, ni siquiera una ley de la naturaleza humana. Existe porque los hombres así lo desean; y sabemos, así nos lo enseña la historia, que la intensidad de ese deseo ha variado desde el cero absoluto hasta el máximo frenesí."
El Fin y los Medios, pag. 106

"Los pueblos se preparan para la guerra, entre otras razones, porque la guerra forma parte de las grandes tradiciones; porque la guerra los estimula y les proporciona algunas satisfacciones personales o sustitutivas; porque viven en una sociedad dentro de la cual se venera el éxito cualesquiera hayan sido las formas en que se ha obtenido, y dentro de la cual la competencia parece más 'natural' que la cooperación, porque en las circunstancias actuales es más habitual."
El Fin y los Medios, pag. 53

Sobre el pacifismo:
"La no violencia es una consecuencia práctica de la creencia en la unidad fundamental de los seres. Pero dejando totalmente de la doble validez de su base filosófica, la no violencia puede demostrar todo su valor, pragmáticamente, funcionando. Todos hemos tenido oportunidades para observar y experimentar como actúa en la vida privada. Hemos comprobado todos como la cólera proporciona alimento a la cólera y como se la desarma con suavidad y con paciencia. Todos hemos sabido alguna vez lo que es transformar nuestra mezquindad en magnanimidad ante la magnanimidad ajena; lo que es sentir como se funden nuestras antipatías ante un acto de consideración; lo que es experimentar como se transforma en solicitud nuestra frialdad y nuestra aspereza ante un ejemplo de desinterés ajeno. El empleo de la violencia siempre va acompañado por la cólera, el odio y el temor, o por el regocijo malicioso o la crueldad consciente. Los que quieren practicar la no violencia tienen que aprender a adquirir el dominio de si mismos; tienen que aprender a tener tanto valor moral como valor físico; deben oponer a la cólera y la malicia una firme buena voluntad y una determinación paciente de comprender y de simpatizar."
El Fin y los Medios, pag. 154

"Citaré una frase profundamente sugestiva de 'La Imitación': 'Todos los hombres desean la paz, pero son muy pocos los que desean las circunstancias que crean la paz'. Verdad es, por cierto, que nunca puede llegarse a poseer algo, sin pagar algún precio por ello."
El Fin y los Medios, pag. 141

"Los mecanismos para las transformaciones pacíficas están listos y esperando; pero nadie hace uso de ellos porque nadie quiere hacerlo. Hacia donde miremos, encontraremos que los verdaderos obstáculos para la paz son la voluntad y los sentimientos de los hombres, las convicciones humanas, los prejuicios y las opiniones. Si queremos librarnos de las guerras, tendremos antes que librarnos de todas sus causas psicológicas. (...) Es necesario transformar la sociedad militarista en otra sociedad que aspire a la paz, y que demuestre la intrínseca verdad de sus deseos, siguiendo solamente aquellas políticas que sean capaces de crear la paz."
El Fin y los Medios, pag. 134

" 'Cuanto mayor sea la violencia, tanto menor resultará la revolución'. Puede sacarse provecho meditando esta sentencia de Barthélemy de Ligt.
Para que pueda considerarse que una revolución ha tenido éxito, ella debe significar la realización de algo nuevo. Pero la violencia y los resultados de la violencia -la contraviolencia, la suspicacia y el resentimiento por parte las víctimas, y la creación por parte de los que la perpetran de una tendencia a usar de violencias mayores- son cosas demasiado conocidas y demasiado desesperadamente antirrevolucionarias. Una revolución violenta sólo puede obtener los inevitables resultados de la violencia, que son tan viejos como el mundo."
El Fin y los Medios, pag. 33

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EDICIONES en ESPAÑOL
TITULO TRADUCTOR
EDICIÓN
EDITORIAL
ISBN
F.PUB.
COLECCIÓN
El Fin y los Medios  
8. ed.
Sudamericana  
1980
 
El Fin y los Medios     Sudamericana  
1976
Ensayos
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
6. ed.
Sudamericana  
1969
Perspectivas
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
5. ed.
Hermes  
1960
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
5. ed.
Sudamericana  
1960
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
4. ed.
Hermes  
1955
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
4. ed.
Sudamericana  
1955
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
3. ed.
Hermes  
1950
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
3. ed.
Sudamericana  
1950
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
2. ed.
Hermes  
1944
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
2. ed.
Sudamericana  
1944
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
1. ed.
Hermes  
1939
 
El Fin y los Medios Jorge M. Bullrich
1. ed.
Sudamericana  
1939
 
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